De compras en el supermercado

4 Ago

Aquí un ejemplar de la especie predilecta para sopas. Al tener el caparazón blando, todo su cuerpo es comestible

A mí nunca me gustó hacer mercado, me parece de las más aburridas tareas de la vida adulta. Sin embargo, la primera vez de compras en el supermercado en China resultó de todo, menos aburrida.

Al frente de casa hay un mercado pequeño y surtido con productos extranjeros, pero está dentro de uno de los centros comerciales más costosos que haya visto y un paraguas común y silvestre puede costar hasta 700 Bs., de los disque fuertes.

Con esto presente, el Walmart es la opción más atractiva. A tres cuadras de mi nueva residencia, la tienda por departamentos es un galpón inmenso, sólo la sección de golosinas es más grande que el Gama Express de San Bernardino donde solía hacer mis compras en Caracas.

Yo nunca pensé que podría extrañar la imprevisible escasez de alimentos de la Venezuela bolivariana, pero que difícil resulta comprar harina de trigo cuando hay unas 10 marcas con sus diversas presentaciones.

Ya se imaginarán la cantidad de arroz que hay, y ni hablar de los noodles, que son una suerte de espaguetis parecidos a los que utilizamos para la sopa de fideos. Acá es una comida muy pero muy popular, así que hay de todos tamaños y colores.

Es fácil conseguir leche, francesa, y a unos 20 bolívares el litro.  Mostaza y Ketchup también, pero la mayonesa como que no es tan solicitada: la única marca que consigo es Kewpie y la presentación es realmente asustadora… pero bueno, dice “mayonnaise” justo encima de un bebé gigante y con cresta.

En la sección de detergentes la cosa no es tan difícil: Hay Ariel, Soflán, Downy y otras marcas importadas, caras, pero importadas. Pronto descubro que llegó el momento de olvidarme de Always, la marca de toallas sanitarias que usé por 18 años: aquí el paquete cuesta unos 190 bolívares, de los fuertes, siendo impensable elijo, atendiendo a los muñequitos, una de las más de 20 opciones chinas en el área.

La carnicería es toda una particularidad. Llena de un sinfín de pedazos de carne de no sé cual animal, se vuelve un misterio desentrañable. Me decido por un tiro al piso: Pollo. Aunque el vendedor no entiende de «chicken», con una aleteada bastó para que, tras una risa, señalara una estantería llena de bandejitas con el preciado pajarraco.

Para los seguidores del pato, es posible llevarlo a casa hasta cocinadito pues lo venden con todo y cabecita horneada en una bolsa donde el animalito sale hasta sonriendo. Yo, por supuesto, ni me le acerco.

No sé si venden carne de perro, pero ladrándole a una vendedora mantengo la esperanza de que me diga donde conseguir la comida de Bubú, y no a Bubú como comida. Estoy de suerte, siguiendo las señas llego al mundo Pedigree y Dog Chow. Los paquetes de perrarina y demás productos caninos están en la misma estantería usada para los artículos para parrilla, será lo mismo? perro y parrilla?

Sin reflexionar mucho sobre el tema topo con la pescadería, que en realidad parece un acuario venido a menos. Yo crecí en Maracaibo, donde no es aconsejable comprar pescado porque, o viene del Lago putrefacto, o es traído de más lejos, es decir, no está fresco. Acá la frescura no parece ser un problema. Camarones, cangrejos, langostas, unas serpientes que parecen mini anguilas y peces de buen tamaño están vivitos y coleando –literalmente- a la espera de su feliz comprador en las peceras del supermercado.

Lo que no sé es si frescura en este caso es sinónimo de saludable, puesto que algunos mueren o agonizan ante la mirada impávida de los vendedores, y permanecen allí, junto a los vivos sin mayores aspavientos.

Como si esto no fuera suficiente espectáculo, llego a la pecera de las tortugas. Sí, tortugas: a 99,50 bolívares de los fuertes el kilo. Según el intérprete debería comprar al menos una para una sopita porque están “muuuuuuy baratas”.

Son tortugas de caparazón blandas, “Pelodiscus sinensis”. Un sujeto las mira y como si de tomates se tratara, escoge su cena. El vendedor hasta juega un poco con la elegida para sacrificio, la toma para pesarla, la máquina emite la calcomanía con su precio, van al mostrador y zas! pone fin a su vida con un golpe certero.

Asimilando que es mejor cambiar la cara de horror continúo mi camino en busca de unas verduras. En la espera para pesar los tres tomates y la manito de cambures, veo el mini vivero. Algunas flores y bambúes comparten exhibición con unos pequeños pececitos y reptiles para acuario. Los infortunados están distribuidos a razón de uno por frasquito: tortugas, bailarinas, gupis y lagartijas no sólo vienen en esta asfixiante presentación, también se encuentran dentro de esferas transparentes que hacen las veces de llavero. Me dio terror pensar en la primera vez que al comprador se le caigan las llaves, por lo que retiré mis uvitas importadas de Chile y demás enseres y a la caja.

Aquí el proceso parece normal, sólo que no entiendo porque todo mundo me mira extraño al empacar cada cosa por separado en las bolsas de mercado. Cuando me facturan comprendo, cada bolsa se vende por separado, la mayoría de los clientes siempre carga un saco de tela, de papel o en su defecto el carrito que, por supuesto, yo también corrí a comprar.

8 respuestas hasta “De compras en el supermercado”

  1. Eliézer agosto 4, 2010 a 9:24 PM #

    Hola Paula. ¿No se consigue ningún tipo de producto venezolano allá en China? Te lo consulto por las relaciones comerciales entre ambos países. Y, obviamente, me imagino que te debes cansar de comer tanto arroz. Suerte y éxitos, y sigue escribiendo. Un abrazo, Eliézer.

    • Paula Ramón agosto 5, 2010 a 12:36 AM #

      Eliézer pues te cuento que hasta ahora lo único venezolano que he visto en China es la Embajada y el pabellón en la Expo jejejeje, abrazos!!!!

  2. Yngrid agosto 4, 2010 a 9:29 PM #

    Todo muy bien, Hasta nostalgia de los días de hacer los «grandes» mercados. Pero eso de la tortuga me descompuso. Es como que Linda y Bella estén en exhibición y las compren para comerselas. Santo Dios!

  3. Gabriela agosto 5, 2010 a 3:38 AM #

    Estúpida, hasta el diseño de blog es igualito!!!!!! Jaja asi no se puede Paulis

  4. Blanca agosto 5, 2010 a 10:24 AM #

    Demasiado bueno, pero lo de los pecesitos en espera mezclados con muertos y esas carnes comestibles…Hmmm, no me convencen. Debe ser una tortura comer allá. Ah: y no contaste como te fue con las toallas sanitarias chinas!..jajaja

    • Paula Ramón agosto 5, 2010 a 3:45 PM #

      Blanquita te cuento que ya mi estómago pasó la primera infección, y al parecer no es tan saludable el sistema de acuicultura aquí, así que… toca no pensar y comer jejejeje

  5. Nélida agosto 7, 2010 a 7:19 AM #

    Pau, te recomiendo que compres los vegetales y frutas de concha gruesa, para evitar que los virus y bacterias se traspasen. Yo me imagino que todos esos alimentos están, mínimo, estornudados por los chinos. Yo sé que no lo vas a hacer, pero igual no compres nada que se mueva. Qué angustia!!! De China y de todos esos países asiáticos salen todas las epidemias y enfermedades raras

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