Medias negras llevaba la mujer que robó el corazón de Joaquín Sabina, junto con la cartera y el ordenador. Al ritmo de salsa, el cubano Willy Chirinos adaptó la canción para el caluroso trópico: le quitó la bufanda a cuadros a la musa, y cambió la minifalda azul por una de cuero marrón, pero no la despojó de la pieza que la diferenciaba de las otras: sus medias negras.
Estaba despuntando la primavera cuando llegué a Beijing, y en cada paso de cebra me encontraba no a una, sino a decenas de mujeres enfundadas en sus medias negras.
Yo juraba que las chinas eran ultra conservadoras, y por ende, pensaba que vestirían recatadas y grises. Que ideas más equivocada, que clichés arma uno en su cabeza. Para mi sorpresa descubrí este manojo de chicas que combinan sus pantimedias con shorts calientes, y vaya que no exagero con el adjetivo, y unos tacones aguja de al menos 7 centímetros de alto.
Es impresionante la habilidad con que estas jovencitas se mueven sobre esos rascacielos llamados zapatos: en el parque, en el metro, en las aceras, con obstáculos, en las bicis … el mismo Osmel Souza quedaría perplejo ante tanto virtuosismo. Y es que no usan cualquier estileto, en su mayoría son de patente, con toques fucsias o dorados.
Con la llegada del verano, las chicas han incorporado al guardaropa vestidos con vuelos, de princesas, algunos floreados y otros pasteles. No entiendo por qué, pero pareciera que se cubren un poco más las piernas en esta temporada, aunque sigue siendo una imagen cotidiana los minis de blue jean.
Ante semejante escenario, yo no podía menos que sentirme una monja suelta en las calles de Beijing, y hubiese sido así de no ser porque los locales no paran de mirar como si me acabara de bajar del platillo volador que estacioné frente a sus narices.
Un bicho raro, tanto que uno cree que se olvidó y salió en pijama, pero eso no sería extraño para ellos que sí salen en dormilona y no pasa nada.
No tardaron en explicarme que las mujeres pueden mostrar las piernas íntegras y completitas, pero nunca el pecho. Ojo, no es que yo ande en topless ni con escotes pronunciados, es que lo aceptable acá es casi un cuello tortuga.
En una ocasión, hastiada de las miradas le comenté mi molestia al intérprete, quien -como siempre- no demoró en resumirme el escenario: para pasar desapercibida sólo necesito ataviarme con unas medias negras. Aquí la musa de Sabina sería otra del montón, se perdería en el paso de cebra y no habría inspirado un blues.
Es lógico, ¿las mujeres chinas tienen con qué?… Por eso es casi un insulto que anden con escote, y saben que su fuerte en todo caso son las piernas, que es lo que mas o menos tiene algo de curvas.
Exacto, están claras de que frente pueden explotar jejejejeje