Edificio ecológico

Por estos días ando a la caza de otra escuela para aprender chino. Es la segunda vez que cambio de profesor, la primera no iba tan mal pero el proceso de aprendizaje no terminaba de convencer. El segundo sí resultaba un caso perdido: todo el tiempo hablaba de sí en tercera persona, pasaba un tercio de la clase haciendo preguntas sobre China y otro tercio repitiendo que «el chino hablado es la lengua más fácil de aprender en el mundo».

En medio del proceso de revisión de centros de enseñanza para tratar de inscribirme en un programa serio e integral, terminé acudiendo esta mañana a Mandarinzone, un instituto que ofrece cursos grupales o individuales de idioma y cultura.

Acostumbrada a que todo en esta ciudad puede devenir en trampa para turistas o en precios inflados para extranjeros, decidí convidar al intérprete. Cuando llegamos al edificio, nos indicaron que las instalaciones del instituto estaban ubicadas en el piso 12.

Justo antes de abordar a los ascensores, una gran cinta roja con caracteres blancos nos detenía el paso. Considerando que desde que vivo en Beijing me siento analfabeta, y he perdido la costumbre de revisar carteles o demás cosas escritas expuestas en sitios públicos, no reparé en el aviso y seguí de largo.

Entonces el intérprete sonrío y me preguntó si sabía que era eso, por supuesto que negué, y allí me explicó. Era un letrero de la administración de la torre de 18 pisos. Lo colocaron con la finalidad de instar a los usuarios a utilizar las escaleras en lugar de los ascensores porque ése era un edificio ecológico.

He de comentar que la construcción sería ecológica, pero no así los visitantes y lugareños. Ninguno se apuntaba a las escaleras.