Filipinas debe su nombre al Rey Felipe II de España. No fue la única posesión de la «madre patria» en este continente, pero con semejante antecedente es posible imaginar que los más de tres siglos de colonización dejaron otros frutos, además del bautizo nacional.
Y entendiendo que la salida de los españoles no fue fortuita, sino consecuencia de la llegada de los estadounidenses, no resulta sorpresivo que el inglés sea la lengua oficial del país, junto con el tagalo, aunque existen más de 50 dialectos en el archipiélago. Es tan claro esto, que las películas en inglés son proyectadas en los cines de Manila sin subtítulos locales.
Aún teniendo presente que el inglés sea idioma oficial, resulta sorprendente como en una conversación los locales mezclan tagalo e inglés tan simultáneamente que no notará cuando hicieron el viro. Los periódicos son escritos de la misma forma. Es posible empezar a leer una nota en inglés y de pronto sin puntos ni comas, comienzan las palabras en tagalo. Lo mismo ocurre en la televisión.
Esta no es la única ventaja para comunicarse que notará en el país. Por enrevesado que sea, el tagalo no resulta completamente desconocido al oído. Repleto de contribuciones foráneas, 15% de las palabras provienen del español y 20%,del inglés.
Lo menos que uno puede hacer es reír cuando escucha cosas como «guapo» o «sigue». El sistema numeral suena tan igual al nuestro, así que puede pedir «tres empanadas» en un mostrador que le entienden como si estuviera en un cafetín de cualquier calle caraqueña. Lo mismo pasa con los días de la semana y los meses. Domingo es domingo, y abril es abril.
Pasando al escrito, hay variantes. Aunque «silla» suena a nuestra «silla», en Tagalo se deletrea «silya», lo mismo pasa con «kabayo» (caballo) o «baryo» (barrio). Sin contar que también existen aproximaciones como «litrato» que significa «foto o retrato» o nuestra favorita «tsismis» -se pronuncia chismis- que al traducir queda en «chismes». La «querida» que conocemos, ésa, la otra, la arribista, el segundo frente, igualmente se conoce como «querida» en Filipinas. «Kristo» es Jesús, ése que murió en la cruz, pero también significa «tomador de apuestas», cuál es la asociación? nadie supo explicarme, lo que sí es un hecho es que las peleas de gallos están llenas de «kristos».
Y Jesús existe, y es el Cristo redentor porque la religión católica también llegó con los hispanos para quedarse. Iglesias, crucifijos, retratos de vírgenes, todo captó la atención de mis ojos que durante seis meses no supieron de clavos ni señales de la cruz.
Sobran Martínez, Ibañez, así como Carlos y Marías. Mi postal favorita fue la de un filipino castellanizando el nombre de un español. El madrileño le dice «Vincent, mucho gusto», a lo cual, estrechando su mano, el filipino contestó «Ah! Vicente! mucho gusto, yo soy Pedro».
Mas, debo reconocer que lo más divertido no fueron los nombres propios ni los apellidos, rebozantes de herencia hispana, sino la «ñ». Ver la «ñ» en un país asiático me pareció único. Así como muchos platos de cocina que mantienen el «guisao», o el estilo «a la pobre» que consiste en cocinar el filé de pescado o carne sólo con ajo.
Si bien es divertido poder hablar en «ñ» en Asia, la parte negativa es que al momento de un regateo, si quiere consultar con su secuaz la oferta a hacer, tendrá que hacerlo en chino o coreano, porque los vendedores filipinos entenderán cualquier número que pronuncie en español o inglés.
jajaja…paulita este está muy cómico..debe ser terrible hablar con la gente allá y los de Kristo? demasiado!!! Sigue escribiendo, que gozo un mundo…ere la parte refrescante y divertida de la noche!!!!
Gracias, gracias, aunque creo que exageras jejejeje pero con lo del idioma yo me divertí mucho, lo único es que seriamente el idioma no servía para discutir precios a escondidas de los vendedores porque detectaban los idiomas, tocaba consultar en chino jejejeje