Ejercitándose a 6 grados

27 Oct

Dejé atrás el calorcito filipino y el sol que tuesta la piel sin clemencia. En Beijing el otoño ya debutó con disposición. Hay quiénes dicen que ésta es la mejor época del año, y no les quito la razón.

La gris neblina de contaminación que recubre la ciudad a diario -y que merece un post- ha desaparecido con más frecuencia desde el equinoccio, lo que hace el ambiente respirable. Algunos días están comenzando con un hermoso y redondete sol despuntando al este, y tal como nos enseñan en los libros -porque no lo vivimos en nuestro país- las hojas caen de los árboles formando alfombras de follaje por doquier.

Para mí, nacida y criada en una ciudad de 40 grados bajo sombra, el único problema es que el termómetro va en desplome consecutivo. Finalmente anoche marcaba cero grados, y ya reportaron la primera nevada de la temporada en la capital, la cual no pude atestiguar porque fue en otra parte del mapa, en la montaña Foyeding.

Ni siquiera estamos en la mitad de la estación y toca salir con cualquier cantidad de calentadores, chaquetas y artilugios para aislarse de los gélidos vientos.

Pero, como comprenderán, eso no detiene la vida de la ciudad. La gente sigue andando en sus bicicletas y los vendedores de calle mantienen sus puestos de trabajo, sólo que pertrechados de lana y algodón.

Igualmente siguen siendo visibles otras prácticas comunes como la de poner a los trabajadores a hacer ejercicios frente a sus locales. Sí, es una práctica común sacar a todos los empleados a cierta hora del día y agruparlos cual clase de spinning, y a estirarse con aeróbicos moderados.

Hoy volvía de la escuela de chino al mediodía, y el termómetro describía 6 fríos grados que yo sentía pese a los cinco kilos de ropa. Y allí estaban los peluqueros, manicuristas, administradores y asistentes del salón de belleza del condominio.

Todos uniformados, a dos metros del local seguían al colega que fungía de coreógrafo a la cuenta del yi, er, san (uno, dos, tres). En perfecta sincronía con la música de fondo, y con mayor o menor habilidad, ninguno paraba de bailar. Que buena manera de sacarse el frío, y el hastío. Voy a twittear la idea a ver si nuestra administración pública le da un nuevo sentido a su sagrada hora del almuerzo.

Una respuesta hasta “Ejercitándose a 6 grados”

  1. Nelida noviembre 3, 2010 a 10:06 AM #

    Me parece muy fino eso de salir a ejercitarse en medio del día. Obviamente no sudarán, porque les tocaría bañarse, o no? si lo hiciéramos en Venezuela, tendríamos que bañarnos, y entonces, imaginate, eso ya serían dos horas de carro, mínime. De todas formas creo que los chinesse son un poco cerditos, y no les importaría esto de quedarse cochinos hasta llegar a la casa.

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