
Una mañana de otoño desde la ventana de mi casa: cielo azul, clima frío sin llegar a helado y con posibilidades de respirar sin consecuencias secundarias
Extremos. Así son las cuestiones climáticas en la capital china. Sólo esta mañana, en apenas una hora de diferencia, el clima varió de 6 a 16 grados centígrados. Sólo en dos semanas mi ropa varió de pantalones cortos a largos y doble dosis de abrigo.
En la Pekín de los contrastes el verano es caliente, el sol quema y el aire para. La humedad sube, así que sudar en cantidades abismales es el precio que se paga por salir a la calle. Siendo idéntico al clima bajo el cual nací y viví los primeros años de mi vida, lo único que me afecta en esa época del año es no tener una playa en kilómetros a la redonda y que la panorámica siempre está empañada por esa nube gris que cada día está más parecida a la niebla diabólica que invade a los Estados Unidos en «The Mist«.
Llega el invierno y parece un sueño bizarro haber usado shorts o mini faldas. Haber salido de casa con los hombros al aire o en sandalias. De hecho, haber salido de casa de forma voluntaria es un acto, a medias, incomprensible en la nueva perspectiva.
El centro comercial que antes encendía fuentes y humidificadores para enfriarle la vida a los clientes, en invierno instala angostas casillas para calentar a los vigilantes que deben cumplir horario en las aceras. En vez de trozos de melón y piña, los vendedores de comida ambulantes ofrecen batatas asadas y semillas calientes. La única cosa que no cambia entre una y otra época es la presencia de la nube gris, salvo que, quizás, hace más juego con esta estación que con la que debería ofrecer un sol interminable y omnipresente.
Otoño es otro extremo, el mejor posible. Las primeras semanas de la estación son las mejores de todo el año, no hay duda. El cielo -no sé porque extraña razón- permanece limpio y azul hasta por 5 o 6 días seguidos. Es frío, cada día más frío, pero soportable y, lo más importante, respirable. La sensación en las noches, al mirar la ciudad desde la sala de casa, es que los vidrios se limpiaron y la panorámica ya no está más borrosa.
Todo es claro, nítido. Aún hay verdes y flores. La bicicleta es una forma de transporte todavía válida, y salir a la calle sigue siendo una buena idea.
Estamos en la etapa media de la estación, de paso atravesando un feriado nacional (traducción: personas de vacaciones visitando otras regiones) y la ciudad muestra su mejor cara. Temperatura media, cielo azul, calles vacías y niveles de ruido aceptables. La única característica negativa del otoño de Pekín es que se acaba.
En Galicia el tiempo también lo tenemos loco… ayer, 30 grados…
Aqui en Caracas salimos de una lluvia repentina para toparnos con el solazo cegador…. pero nada que la misma ropa no pueda resolver en uno u otro caso… de verdad que dentro de las incomodidades es una experiencia super excitante esa de estar del otro lado del mundo descubriendo tantas y tantas cosas nuevas…. mucho que contarle a tus nietos… asi que sigue escribiendo full que cuando seas una abuelita bastará con linkearles el blog… un beso y un abrazo grande desde Venezuela (espero que no demore tanto en llegar)
Gracias!!!! adicionales por el beso y el abrazo de larga distancia 🙂