El ejemplo

17 Dic

Ya he dicho que no considero sencillo estudiar mandarín. Frustración es el sentimiento. Pasar tres horas por día en la escuela, cinco veces por semana, sin contar las dos horas diarias de práctica de caracteres,  para no conseguir pedir una Coca-Cola en un restaurante es -y aquí coincidirán conmigo- frustrante, a lo menos.

Las clases grupales tienen claras ventajas. Si faltas, la lección continua y es tu obligación ponerte al día por cuenta propia. Debes perder el miedo al rídiculo y soltarte a decir, delante de otros, oraciones y hasta párrafos. Lo más vergonzoso puede ser que, quizás, estos otros tengan mejor dominio del asunto del que tú logres demostrar. Pero hablar ayuda, y cómo no, hablar siempre ayuda.

Sin embargo, un día comencé a notar que parece casi un hecho de comprobación científica que en mis aulas para la mitad de los alumnos lo más difícil no parece ser la gramática tarzanesca de «yo Jane», ni tampoco los cinco tonos que complejizan el simple acto de completar una oración al estilo «quiero agua». Lo más difícil parece ser construir ejemplos, por lo general, salidos de la vida diaria.

Y es que a punta de usar el verbo «ser» o la partícula que denota futuro, todos terminamos conociendo la vida cotidiana de todos. Así, vamos sabiendo que la novia de uno de los chicos no se da bien en la cocina, mientras que una de las chicas tiene un marido que disfruta ir de compras, al igual que todos se enteran que mi perra poodle pelea con sus perros vecinos siempre que tiene oportunidad.

De tanto presentar frases sobre nuestras no tan movidas rutinas cotidianas, parece que en algún punto el cerebro se detiene cuando te piden armar una oración con fórmulas tipo «ni esto ni lo otro, quiero aquello», y vamos que en mandarín, conjugar es un verbo que no existe.

Pero fuera de la traba mental que más de una vez padezco y veo reflejada en mis compañeros de clase al momento de ejercitar, están los ejemplos del manual. Es decir, los que el libro usa para explicarnos cada asunto. Esos te hacen pensar, casi sin duda, que no entendiste nada de nada y que no estás ni ahí cuando de mandarín se trata.

En la lección de numeración el diálogo esencial se desarrolla entre un vendedor y un potencial cliente. El hombre comienza negociando una bicicleta, y al no poder bajar más el precio, claudica y confiesa no tener más dinero. Acto seguido -quién sabe por qué- pide el teléfono del vendedor, para luego cambiar, de forma inexplicable, a la compra de unas medias.

Frases como «El bolígrafo de su hermano mayor no es caro», «A los japoneses que les gusta cantar, también adoran hablar» o » Él tenía una linda pieza de ropa» -muy útiles en la vida diaria, si me permiten la ironía- abundan en los libros de texto, ni que decir de la infalible presencia del tema postal. «Esta estampilla no es vieja», «Hay cajas de correo en la esquina» o «El correo no está en frente de la universidad», que protagonizan la mayoría de las primeras veinte lecciones.

Los condicionales no son tan complejos en mandarín. Pero cómo demostrarlo a partir del ejercicio propuesto por el libro es un acto de creatividad pura y dura. Construir una historia a partir de los gráficos requiere tanto esfuerzo narrativo que a mitad de la práctica todo mundo está inmerso en complicaciones verbales y temporales, y nadie repara en que el asunto sólo iba de usar un condicional.

6 respuestas hasta “El ejemplo”

  1. casinoviembre diciembre 17, 2011 a 6:00 AM #

    Siempre recuerdo aquella vez que en vez de una calle, el taxista me entendió «al hospital» …. es duro, pero es todo un aliciente

    • Pau diciembre 17, 2011 a 8:43 AM #

      Jajajaja sí, es un aliciente fatal pero que te obliga a sumar una hora más de clases al día!!

  2. Welcome to ChinaTown enero 18, 2012 a 5:18 AM #

    Me parece muy interesante tu blog. Me acabo de hacer seguidor y voy a enlazarlo desde el mío. Estoy creando uno sobre el aprendizaje de caracteres chinos. Igual te interesa. Un saludo y gracias
    http://welcometochinatown.wordpress.com/

    • Pau enero 25, 2012 a 7:50 PM #

      Mil gracias! ya estoy también echando un ojo en tu blog que el tema de los caracteres me interesa mucho!! saludos!!

  3. Blog en Blanco marzo 9, 2012 a 3:54 AM #

    Ja, ja, yo me enfrenté con ese mismo ejercicio del huevo y la gallina. Menudo lio montamos con los condicionales. Mis inicios con las clases de chino no fueron muy prometedores. Te dejo el link a mi historia: http://www.blogenblanco.com/2012/02/primeros-pasos-en-china.html
    Ya me dices si te resulta familiar. ¡Suerte con el chino!

    • Pau marzo 9, 2012 a 6:07 PM #

      Ya le estoy echando un ojo a tu blog! gracias!

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