La novela del Nobel

12 Oct

Salí súbitamente de una calmada playa en Filipinas a causa de una noticia. Noruega decidió premiar a un profesor de literatura chino con un Nobel de la Paz. No emprendí el abrupto regreso por gusto, sino porque el notición reclamaba cobertura, y cobertura es el segundo nombre del corresponsal brasileño que vacacionaba conmigo en aquella, ya, lejana isla del Pacífico.

Uno creería que semejante galardón exigiría despliegue y kilos de ayuda para poder manejar el caudal de información que se generaría inmediatamente después del anuncio. Pero dado que el homenajeado se encuentra en prisión, con condena a 11 años bajo cargo de intento de subvertir el orden nacional, nada más fácil, pareciera, que cubrir la noticia en China: el asunto es un gran blanco.

El único reporte del día en la oficial Xinhua fue el rechazo de la Cancillería de Beijing que advertía que «La concesión del Premio Nobel de la Paz al ciudadano chino Liu Xiaobo profana el galardón y podría perjudicar las relaciones sino-noruegas, afirmó hoy viernes el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Ma Zhaoxu». Declaración que resultaba un caliche, si consideramos que antes de la emisión, Beijing había hecho -extraoficialmente- la misma amenaza.

Es fácil adelantarse y pensar que para el Gobierno chino este galardón no tiene credibilidad alguna, pero sin entrar a mayores consideraciones -que además carezco de fundamento para hacer- observo con impresión como los portales oficiales se deshicieron en notas sobre el efecto positivo del Nobel de Literatura concedido a Mario Vargas Llosa, contrario a los venezolanos que sólo satanizaron esta decisión.

El caso es que este Nobel de la Paz, al reconocer a un disidente, confronta el sistema gubernamental chino. Dura paradoja para un país, pareciera, no poder celebrar como hasta ahora continúa haciéndolo Perú. Nuestro gobierno bolivariano no demoró en expresar apoyo a su par, y acto seguido procedió a calificar de «ciudadano disidente y contrarrevolucionario chino» a Liu, que por disentir intelectualmente del Gobierno debe pagar más prisión que la que el prócer de Sabaneta de Barinas jamás cumplió por participar en un intento de Golpe de Estado militar.

Y es que apoyo es lo menos que se espera luego de los miles de millones de dólares que están empeñados con Beijing. Como no solidarizarse con China, si sus neveras y demás electrodomésticos sirven como estrategia electoral de última hora, y sus préstamos permiten anunciar promesas habitacionales sin futuro. En todo caso, mucha agua ha corrido bajo el puente desde que Hugo Chávez defendía a los insurrectos y no a los Gobiernos.

Pero para no desviarme mucho del tema, la finalidad de este post debería ser contar como se vivió la experiencia en China, porque para hablar de como se recibió el anuncio en Venezuela están ustedes. Sin embargo, no me es posible narrarles una palabra producto de mi observación directa. No hay nada afuera de estas paredes que yo pueda transmitirles de acuerdo a mi vivencia. Lo poco que sé sobre lo poco que aconteció llegó a mí gracias a esta maquinita que me permite escribirles, y a la red que me permite enviarles. Y dada mi frustración, lejos de parafrasear el trabajo de otros, me permito ofrecerles este buen artículo del portal en español ZaiChina que versa sobre el increíble poder del veto oficial y el más asombroso, aún, empeño extraoficial de algunos pocos que se niegan a dejar de celebrar en casa el Nobel chino.

4 respuestas to “La novela del Nobel”

  1. Blanca octubre 13, 2010 a 9:45 AM #

    Vergación Paula! Bueno, era lo que el mundo esperaba !silencio total en China!

    • Paula Ramón octubre 13, 2010 a 6:13 PM #

      Es increíble Blanquita, imagínate que hoy conversando con la profesora de chino, la mujer nunca se enteró de nada o simplemente fingió no saber… es impresionante la capacidad de control

      • Blanca octubre 14, 2010 a 1:22 PM #

        Dios cómo pueden vivir así!!! Le pido a Dios que nunca pasamos por eso, a pesar de todo, aqui todavía se saben las cosas, por lo menos

  2. Nathalie López octubre 13, 2010 a 8:52 PM #

    Super fuerte lo de China, bueno finalmente es un premio «político», está bien que se vea a China más allá de sus logros económicos, en toda su dimensión…para lo bueno y lo malo. No?

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