Del fin y los medios

31 Mar

Y estamos en la clase de mandarín. Dale que dale con que «shí» no es igual que «shì», y por supuesto nada tiene que ver el otro «shi». Y que si le agregamos un «de» unas palabras más adelante, la cosa se fue a pasado. La profesora pregunta cosas de la cotidianidad en su idioma. Literalmente siento las neuronas hacer conexión y después de unos segundos de proceso doloroso de decodificación entiendo lo que me pregunta. «Cuánto tiempo toma llegar a la escuela desde su casa?»

Miro a Fabiano como si el contacto visual facilitara la confección de una respuesta que demuestre que seis meses de lecciones no han sido en vano, pero vuelvo a sentir la conexión dolorosa de las neuronas que logran codificar parte resumida de mis pensamientos y percibo en él la misma sensación, hasta que sale una respuesta de ambas bocas sin un ápice de sincronización: «15 minutos».

Fabiano intenta continuar la conversación en inglés, pero a esta altura del partido, la profesora no acepta e insiste que contestemos en mandarín, incluso si no sabemos, pues claro que sabemos decir que no sabemo en mandarín, eso lo tenemos dominado. Nuestro top five de oraciones viene a ser algo así:

5. Cuánto cuesta? (Duo shao qian?)

4. Al taxista. Puede darme la factura por favor? (Qing ni gei wo fapiao?)

3. Xie xie (gracias)

2. No comprendo. (Wo bu dong)

1. No puedo hablar mandarin (Wo bu hui shuo han yu)

En mi caso, además hay una candidata a recibir mención especial y es «bing de», que se traduce «frio». Fue, de hecho, conocimiento aprehendido de Sergio, un venezolano que anduvo por estas tierras previamente y tal era su frustración cuando le servían agua, té y hasta la cerveza caliente, que la única palabra que se filtró plenamente en su cerebro fue «bing de».

Limitaciones aparte, proseguimos con la clase y los balbuceos. La profesora insiste en que tenemos que hacer caligrafías de caracteres para memorizarlos y poder traducirlos. Cuando coloca hojas frente a nosotros y nos pide que comencemos a escribir cinco veces cada caracter es inevitable pensar que uno está reeditando el preescolar, sólo que sin éxito. Luego el dictado. Saber que estás nervioso por tener que escribir entre tres y cinco palabras te hace dudar sobre tus capacidades mentales. Otro intento de responder en inglés, otro regaño en mandarín. Finalmente la profesora suelta en inglés una recomendación de cuidado: «si quieren mejorar su mandarín es mejor que se separen, así dejan de hablar en español. Se va cada uno a un bar a hablar con locales, así practican». Un consejo radical? ni tanto, dos semanas atrás nos dijo entre risas que debíamos buscarnos un novio y novia chinos en pro de nuestro aprendizaje lingüístico.

4 respuestas hasta “Del fin y los medios”

  1. Romy abril 4, 2011 a 3:34 AM #

    La pregunta obligada: por lo menos son buenmozos los chinos? porque si hay q hacer el sacrificio por aprender el idioma por lo menos que no sea un sacrificio tan grande. Me sigo divirtiendo horrores con tus aventuras en China!

    • Paula Ramón abril 4, 2011 a 6:28 PM #

      jajajajajajaja bueeeeeeeeeno, digamos que generalizar nunca es bueno y que entre gustos y colores, todos sabemos que pasa…

      • Blanca abril 5, 2011 a 10:16 AM #

        El único que estaba medio bueno era el mendigo!!! (el que publico Pau hace meses) jajajaja

  2. Paula Ramón abril 6, 2011 a 3:46 PM #

    jajajajajajaja que rata Blanquita!

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: